sábado, 31 de diciembre de 2011

El Viejo, una tradición veracruzana

El Viejo, una tradición veracruzana



La tradición de El viejo es una característica que distingue a los veracruzanos por su alegría, al despedir al Año Viejo y dar la bienvenida al Nuevo; con disfraces, con música y canciones, con muñecos, los jarochos celebran el cambio y la renovación de propósitos.
La tradición de El Viejo, se dice, nació en el Puerto de Veracruz cuando trabajadores de los muelles iniciaron una protesta haciendo ruido con latas, cencerros y tapaderas de metal, ya que no recibían aguinaldo o algún beneficio por las fechas.
Esta solicitud se repitió al año siguiente y sus autores consiguieron que los patrones les obsequiaran botellas de licor y alimentos con la finalidad de evitar escándalo, y es así como cada año en fechas de Navidad se pide el aguinaldo de forma tan particular, alegre y jocosa.
Sin embargo, la tradición ya tuvo algunas modificaciones, pues en la región de Los Tuxtlas, cuatro días antes de que el año termine, frente a las casas se “sienta” un muñeco relleno de papel, cohetes y trapos viejos y demás para representar al año que termina, y se le coloca un letrero con la leyenda Una limosna para este pobre viejo, que ha dejado hijos para el año nuevo. El viejito se acompaña de una lata para que los vecinos hagan sus cooperaciones.
Algunas veces, se le acompaña en un recorrido por las casas con jaraneros y bailadoras, armando escándalo el 31 de diciembre, y a la media noche se le prende fuego, haciendo que exploten los petardos y que el estruendo cause tal bulla y risas que todos se diviertan con la despedida del Año Viejo.
También se dice que la tradición del Viejo nació de la caracterización que hicieron de un coreano que tenía un parecido con una imagen del Año Viejo que aparecía en uno de los almanaques japoneses que llegaban a Veracruz.
Este coreano, vestido como año viejo y un niño que lo seguía, desfiló por las calles y el último día del año se organizó una fiesta con música hasta muy entrada la madrugada, y así la fiesta del coreano se hizo una tradición en el puerto.
Hoy en día, la fiesta del Año Viejo varía un poco de acuerdo con la región; por ejemplo, en algunos lugares de la Cuenca y de Los Tuxtlas, días antes del 31 los niños pasean en una carretilla al monigote, acompañados de jaraneros y bailadores, pidiendo limosna para El Viejo.
En otras ciudades como Xalapa, El Viejo se celebra con una persona que disfrazada de harapos, simulando un viejo con barba y sombrero, que se acompaña de amigos, también disfrazados y con instrumentos como tambores, panderetas y otros improvisados; así el grupo llega a las puertas de las casas entonando las coplas sobre el año que termina, recorren las calles armando alboroto el 31 de diciembre y el 1 de enero, este último día también acarrean con un muñeco bebé simulando la llegada del nuevo año.
Algunas de las coplas del Viejo son:
Una limosna para este pobre Viejo,
que ha dejado hijos,
que ha dejado hijos,
para el año nuevo.
A don Ferruco lo llevan a enterrar,
porque los villistas
lo quieren matar.
Ya se va el Viejo
muriéndose de risa
porque esta noche
lo vuelven ceniza.
Este año, el ayuntamiento de Boca del Río organizó un gran concurso para rescatar esta tradición jarocha que demuestra el carácter festivo y la alegría de los veracruzanos.

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